Como en todo producto, el proceso es parte fundamental. Como un requisito ineludible, decidimos añadir la evidencia de nuestro proceso colectivo para los productos finales. Nuestros montajes no son producto de una arbitrariedad, sino de un desarrollo del sentipensar individual, que desemboca en lo grupal. Nos acostumbraron a que el “detrás de” no es esencial. Pero lo es todo. Sin el “detrás de”, sin el desarrollo y la transmutación de unos elementos dispersos, no podría haber un todo. El “detrás de” ha sido históricamente desechado. Solo se muestra el producto final, sin errores, pulcro, dando la apariencia de una trastocada perfección. Es por esto que, en una intención de ironía, decidimos poner el “detrás de” en el intestino. El intestino grueso es el órgano del cuerpo encargado de procesar los desechos. Así, los procesos son desechados. Pero el acto de desechar, es también un proceso en sí mismo. Es un proceso intrínseco, generalmente inconsciente pero no por ello deja de ser proceso. Si tuviéramos en cuenta que desechar, es también un proceso, consideraríamos mejor lo que desechamos, para qué y porqué. Es por esto que hemos decidido utilizar, lo que generalmente se desecha, se elimina, se deja de lado. Miramos, desde otras posturas, lo que muchas veces otros ni se atreven a mirar.